Blanco de Albariza

A finales de los 60, Antonio Pedro Barbadillo Romero -Toto- (por entonces presidente de Bodegas Barbadillo) descubrió en sus viajes por Europa y Estados Unidos algunos vinos que resultaban perfectos para acompañar pescados y mariscos. Su sabor, más suave y afrutado que los tradicionales vinos blancos españoles, le recordaban a los mostos de su bodega de los que nacían manzanillas y jereces.
Inquieto como pocos, Toto se decidió a hacer experimentos caseros e intentó las primeras fermentaciones a partir de zumo de uva en el frigorífico de su casa, procurando conservar los aromas primarios y afrutados de la uva.

La primera edición se lanzó en 1975 y el producto, al que llamaron «Vino blanco de mesa» no sólo sorprendió sino que resultó ser absolutamente pionero. No había, de hecho, nada parecido en España. Su nombre Castillo de San Diego, que llegaría en ediciones posteriores, hacia 1980, se
debió a la calle donde está situada la bodega, al lado del Castillo de Santiago de Sanlúcar de Barrameda.

Fue, desde el principio, un vino imitado, admirado y líder en ventas. Su enorme éxito lo convirtió en un ejemplo a seguir, y muchas zonas en Andalucía
comenzaron a producir modelos similares.

Hoy sigue siendo el número 1 del vino embotellado en España, el más consumido en hostelería.

Nota de cata

Amarillo pálido con reflejos verdosos que indican su juventud.
Sabroso aroma de fruta de carne blanca tipo pera, acompañada de notas cítricas frescas.
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Suave entrada, sabrosa y elegante típica de la uva palomino.

A finales de los 60, Antonio Pedro Barbadillo Romero -Toto- (por entonces presidente de Bodegas Barbadillo) descubrió en sus viajes por Europa y Estados Unidos algunos vinos que resultaban perfectos para acompañar pescados y mariscos. Su sabor, más suave y afrutado que los tradicionales vinos blancos españoles, le recordaban a los mostos de su bodega de los que nacían manzanillas y jereces.
Inquieto como pocos, Toto se decidió a hacer experimentos caseros e intentó las primeras fermentaciones a partir de zumo de uva en el frigorífico de su casa, procurando conservar los aromas primarios y afrutados de la uva.

La primera edición se lanzó en 1975 y el producto, al que llamaron «Vino blanco de mesa» no sólo sorprendió sino que resultó ser absolutamente pionero. No había, de hecho, nada parecido en España. Su nombre Castillo de San Diego, que llegaría en ediciones posteriores, hacia 1980, se
debió a la calle donde está situada la bodega, al lado del Castillo de Santiago de Sanlúcar de Barrameda.

Fue, desde el principio, un vino imitado, admirado y líder en ventas. Su enorme éxito lo convirtió en un ejemplo a seguir, y muchas zonas en Andalucía
comenzaron a producir modelos similares.

Hoy sigue siendo el número 1 del vino embotellado en España, el más consumido en hostelería.

Nota de cata

Amarillo pálido con reflejos verdosos que indican su juventud.
Sabroso aroma de fruta de carne blanca tipo pera, acompañada de notas cítricas frescas.
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Suave entrada, sabrosa y elegante típica de la uva palomino.

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